A menudo, la prueba maxima de unas buenas vacaciones es un buen bronceado. Lo que olvidamos es que cuando nos quemamos, estamos dañando nuestra piel. Cada vez que nos asoleamos, aumentamos el riesgo de cáncer a la piel y la rapidez con que ésta envejece. Nuestra rutina de cuidado solar necesita una buena base y afortunadamente, hay muchas buenas cremas para protegerse.
Holly Grenfell, especialista y miembro del Panel de Expertos en Piel de Oriflame, nos cuenta cuáles son las trampas en las que no debemos caer cuando se trata de cuidados solares.
“Las nubes no nos protegen de los rayos UV y tanto la arena como el agua reflejan el sol. Tu exposición se acentúa si estás a mucha altura o en países cerca del Ecuador, los que están más cerca del sol”, explica.
Una buena crema solar debiera protegernos tanto de los rayos UVA como se los UVB. Los primeros penetran más profundo en la piel causando el cáncer, en tanto los segundos, son los que hacen que la superficie se queme. El número de FPS se refiere sólo a la protección anti UVB.
“Doblar el número del factor, no implica doblar la protección. El FPS 30 te entrega 96% de protección ante los UVB, pero FPS 50 te da solamente un 98%”, indica Holly. “La protección solar debe funcionar como una barrera química y física, lo que quiere decir que debiera hacer que los rayos reboten en la piel, previniendo que estos sean absorbidos”.
Actualmente, el cáncer de piel asociado a la exposición solar es más común en los hombres. “Una de las razones para eso es que ellos no usan tantas cremas como las mujeres y la gente que no está acostumbrada, a veces no esparce bien la loción sobre cuerpo. El spray solar es la solución perfecta porque no son pegajosos.” Señala Holly.
No te limites cuando se trata de protección solar
“Ajusta la porción de crema que aplicarás a tu tamaño, pero como una guía general, piensa en un vaso de shot como medida para alguien de edad y contextura promedio. Usualmente usamos muy poco, por lo que si crees que es mucho, entonces está bien.” Señala Holly. Re aplica cada dos horas y más seguido si sudas o transpiras.