Comencemos por el principio, ¿qué es el ADN?
El ADN es el responsable de almacenar toda la información que nos hace ser únicos. La información heredada biológicamente de nuestros padres, nuestros genes, únicos y exclusivos de cada ser humano. ¡A menos que tengas un hermano gemelo y compartas esa información genética!
Si nuestros genes determinan cómo somos – color de pelo, altura, peso, constitución – ¿es posible que determinen también la forma en la que nuestra piel envejece?
Estudios recientes han demostrado que, a pesar de jugar un papel vital en el proceso del envejecimiento, un 80% está relacionado con nuestras elecciones personales, nuestro estilo de vida y los factores medio-ambientales. Dentro de esas elecciones personales está el descanso adecuado, una dieta saludable o beber la cantidad recomendada de agua, por nombrar algunas. Y dentro de los factores medio-ambientales se encuentra la exposición solar, el tabaco, la contaminación y el exceso de sequedad en el ambiente.
¿Y por qué todos esos factores ambientales son tan dañinos para la piel?
Principalmente porque producen la oxidación de las células. Cuando el oxígeno se metaboliza en nuestro organismo, se generan radicales libres que dañan nuestras células.
En realidad, nuestro cuerpo necesita esos radicales libres para su correcto funcionamiento, pero en exceso, pueden derivar en problemas cardiacos, renales y poseen efectos cancerígenos. Los radicales libres también afectan la calidad de nuestra piel y aceleran el proceso del envejecimiento. Y por supuesto, el alcohol, el estrés, el exceso de sol… ¡todos ellos son culpables de los signos de la edad en tu piel!
¿Y por qué el sol es tan perjudicial?
El exceso de sol posee un número ilimitado de efectos negativos. Los rayos UV provocan manchas que pueden derivar en la decoloración de la piel y en la destrucción de la elastina y el colágeno de la misma, lo que genera la aparición de arrugas y la flacidez en la piel.
Pero por supuesto, con precaución y con protección, ¡el sol es bueno también! La Vitamina D se genera gracias a la luz del sol y es la que ayuda a nuestro organismo a absorber el calcio, lo que contribuye a fortalecer los huesos y nuestro sistema inmunológico. ¡Se le llama la vitamina de la felicidad! Pasar 10 minutos al sol (dependiendo de la época del año y la latitud en la que nos encontremos) es suficiente para producir Vitamina D y proporcionar todos esos beneficios al cuerpo.
¿Cómo se puede prevenir el envejecimiento prematuro de la piel?
Hay que prevenirlo tanto por dentro, como por fuera. Evitando el exceso de sol, hidratando nuestra piel correctamente, con una dieta sana y dedicando unos minutos al día a cuidar nuestra piel con una rutina de belleza adaptada a nuestro tipo de piel. Así la libraremos de impurezas y le proporcionaremos los ingredientes activos que necesita para retrasar el proceso del envejecimiento.
¿Cuándo es demasiado tarde para cuidar la piel?
¡Nunca es tarde! Dado que los daños causados por el sol se incrementan con el paso del tiempo, debemos saber que comienzan a presentarse a partir de los 20. Cualquier momento es bueno para comenzar a tratar la piel con una correcta rutina de cuidado facial.