1.
Humedece la cabeza del cepillo con agua.
2.
Aplica una pequeña cantidad de tu limpiador facial favorito (en gel o espuma) sobre el cepillo o en tu rostro.
Limpia tu rostro haciendo movimientos circulares sutilmente con el cepillo alrededor de tu frente, mejillas y barbilla durante 1 minuto. Evita pasarlo sobre el área de los ojos.
4.
¡Enjuaga tu rostro con agua!
Después de haber realizado una limpieza profunda, los productos que apliques se absorberán mejor y tendrán una mayor efectividad sobre tu piel.
Extra tip!
¡No olvides reemplazar la cabeza del cepillo cada 3 meses!
Y ahí lo tienes, una manera fácil de lucir una piel radiante y limpia.