Saber dónde y cómo aplicar tu perfume no es sólo tradición; es ciencia. Los puntos de pulso son zonas del cuerpo donde los vasos sanguíneos están más cerca de la superficie de la piel, emiten calor e intensifican la difusión de la fragancia. Los puntos de pulso más comunes son las muñecas, el cuello, detrás de las orejas y la parte interior de los codos. Aplicar el perfume en estos puntos permite que la fragancia se mezcle con el calor natural del cuerpo y se libere gradualmente con el tiempo. Además, evita frotarte las muñecas después de la aplicación, ya que esto puede romper las moléculas de la fragancia y disminuir su poder de permanencia.

Aumenta la duración de tu fragancia con una técnica sencilla pero eficaz. Combina tu perfume favorito con productos perfumados a juego o complementarios, como geles de ducha, lociones corporales o cremas de la misma línea de fragancias. Estas capas de aroma crean un perfil olfativo multidimensional que se adhiere a la piel y a la ropa durante un largo periodo de tiempo. Empieza con un gel de ducha o jabón corporal perfumado, sigue con una crema corporal a juego y termina aplicando tu perfume. La piel hidratada actúa como un imán para la fragancia elegida, asegurando que dure más y deje una impresión duradera.

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Extiende tu aura aromática rociando un toque de perfume sobre la ropa o tu cepillo del pelo. Los tejidos son excelentes para retener las moléculas y crear una fragancia sutil pero duradera. Una advertencia: los tejidos delicados pueden requerir una prueba de compatibilidad. Para mayor seguridad, pulveriza un poco delante de ti y, a continuación, pasa por la zona para garantizar una distribución uniforme y evitar que la ropa se adhiera demasiado al perfume. Esto crea una experiencia de fragancia completa y envolvente que perdura durante todo el día.

La forma de guardar el perfume es crucial para mantener su frescura y potencia. La exposición a la luz, el calor y el aire puede acelerar la descomposición de las moléculas de la fragancia y acortar su vida útil. Para conservar el perfume, guárdalo en un lugar fresco y oscuro, alejado de la luz solar directa y de fuentes de calor. Además, mantener el frasco bien cerrado cuando no se utilice evitará la evaporación y oxidación innecesarias. Recuerda que no se trata sólo de conservar el perfume, sino de garantizar que cada aplicación lleve la misma esencia cautivadora, día tras día.