El magnesio es un mineral vital que interviene en más de 300 reacciones bioquímicas del cuerpo humano. Ayuda a regular diversas funciones, como la función muscular y nerviosa, la presión sanguínea y la síntesis de proteínas. El magnesio también es necesario para la producción de energía y la síntesis de ADN y ARN.

El magnesio es esencial para la función cerebral y la regulación del estado de ánimo, modulando la respuesta al estrés y reduciendo el riesgo de ansiedad y depresión. La carencia de magnesio disminuye la tolerancia del organismo al estrés y se ha relacionado con desequilibrios de los neurotransmisores. Las investigaciones han demostrado que hay una mayor demanda corporal de magnesio cuando se siente estrés, ansiedad y falta de sueño.

El magnesio es un mineral abundante que se encuentra en la corteza terrestre (por ejemplo, en la dolomita) y en los océanos (por ejemplo, en el agua de mar), siendo este último generalmente más biodisponible, es decir, más fácil de absorber y utilizar por el organismo. Dadas las numerosas e importantes funciones del magnesio en el organismo, es necesario consumirlo con regularidad para prevenir su carencia. Para aprovecharlo al máximo, es esencial incluir alimentos ricos en magnesio en la alimentación. Algunas de las mejores fuentes de magnesio son las verduras de hoja verde como las espinacas, los frutos secos, las semillas y los cereales no procesados (integrales) como la avena. Otras fuentes que contienen algo menos de magnesio son las legumbres (por ejemplo, garbanzos y lentejas), las frutas, el pescado y la carne.